Panthera Colombia trabaja para asegurar la supervivencia a largo plazo del jaguar y su biodiversidad a través de la Iniciativa del Corredor Jaguar.
Esta Iniciativa abarca no solo la conectividad de los jaguares a gran escala, incluidas las áreas desprotegidas y los paisajes productivos humanos, sino que aborda la conectividad de la protección de los bosques y las cuencas que amortigua los impactos del cambio climático en todo el país. A una escala más fina, diseña y aplica las mejores prácticas agrícolas y ganaderas en conjunto, las cuales traen resultados beneficiosos para los productores locales y el medio ambiente. Panthera Colombia asegura los mejores socios para el trabajo y la región colaborando estrechamente con instituciones gubernamentales y científicos, y ONGs locales, campesinos, grupos indígenas, y terratenientes privados.
La Iniciativa del Corredor Jaguar ha sido reconocida formalmente por el gobierno durante los últimos nueve años como una herramienta para cumplir con las Metas de Diversidad para la Conservación de Río para el país y otras medidas de protección para los bosques y ríos. Nuestras acciones de conservación están impulsadas por la ciencia y la zonificación de impacto y la planificación del desarrollo para el país, fortaleciendo la gobernanza y operación en los Parques Nacionales, promoviendo las mejores prácticas en la producción agropecuaria en las fronteras del desarrollo, y conocimientos básicos de conservación del jaguar y sus presas en hábitats clave en necesidad de protección. El trabajo de Panthera se centra principalmente en áreas naturales habitadas, como el Magdalena Medio, el Bajo Cauca y el norte de la Orinoquia en Colombia, donde el éxito de nuestros programas de conservación depende de las relaciones con comunidades rurales remotas y marginadas.
La acción clave actual más importante es asegurar la creación de un nuevo parque, el Parque Nacional Serranía de San Lucas. Este parque no solo permitirá la conectividad de los jaguares entre el oeste y el este de Colombia en el Corredor Jaguar, sino que proporcionará agua potable a decenas de miles de personas que viven en la Serranía de San Lucas y las comunidades que dependen de esas cabeceras en las tierras bajas de la Depresión Momposina. También estamos abordando una de las amenazas más importantes para los jaguares. Los jaguares a veces se comen a las vacas y los dueños de ganado luego reaccionan matando jaguares. Hemos encontrado la solución a este conflicto humano-jaguar a través de mejores prácticas de manejo y cría de ganado. A lo largo de nuestros 30 ranchos modelo que limitan la depredación que mostramos, los ganaderos grandes y pequeños (los campesinos pobres son comprensiblemente los menos tolerantes a las pérdidas de ganado), cómo convivir con los jaguares y al mismo tiempo tener un sistema ganadero más productivo. La implementación de estos ranchos y la capacitación de las corporaciones ambientales locales en toda Colombia se realiza a través de nuestro equipo de reacción al conflicto llamado GRECO (acrónimo que sigue al nombre en español del equipo: Grupo de Respuesta al Conflicto con Carnívoros).
Como depredadores ápice, los jaguares dan forma a los paisajes que habitan, protegiendo la red alimentaria, la estructura y los procesos ecológicos básicos de los que dependen sus hábitats. Los científicos recién han comenzado a entender el papel vital que desempeñan los jaguares – al ejercer control sobre depredadores más pequeños, presas, plantas y enfermedades – en los ecosistemas e impactos profundos en los hábitats y las redes alimentarias. La desaparición de grandes depredadores como los jaguares en los ecosistemas, amenaza los propios sistemas que producen alimentos y mantienen en suspenso las enfermedades humanas y zoonóticas.
La pérdida de jaguares y grandes depredadores constituye una de las influencias más penetrantes del desarrollo humano en el medio ambiente: una decapitación efectiva de los sistemas tróficos que sustentan la biodiversidad en los ecosistemas. Los jaguares sobreviven hoy, incluso frente al desarrollo humano, habiendo perdido más del 50% de su área de distribución debido a la pérdida de hábitat y la fragmentación de la minería, la infraestructura y la agricultura. Continuarán perdurando si las comunidades humanas que comparten sus paisajes pueden tomar decisiones estratégicas sobre el uso de la tierra y el agua que da cuenta de los jaguares y la biodiversidad.